miércoles, 25 de febrero de 2015

Leña

Cuando estás arriba, todos te quieren bajar, es así. Pero vos los miras desde arriba, y no te importa. Porque el que está arriba, ya ganó. Tiene a la piba, la guita, los amigos. Tiene todo eso que quieren los otros, los que están abajo. Los giles. Los que entrenaron menos, los que salían a bailar, los que no tenían una pegada de burro, un hachazo. Es fácil estar arriba, todos te quieren, elegís la pelea, el lugar, las condiciones.

Y vos, aunque estés arriba, seguís entrenando, no sos tan tonto como todos esos que estuvieron arriba antes que vos. Porque si el Torito hubiese seguido entrenando, nunca le hubieses ganado. Pero se achanchó, le empezó a gustar el escabio, las minas, la noche. Vos no, vos a la noche dormís, no te descuidás nunca, comes sano, y a las cinco de la mañana arriba, vuelta a empezar. 

Sos invencible, sos el rey del mundo, el campeón. Pero entonces te empieza a pasar a vos también. Un resfrío que dura un par de días. Un dolor en el dedo gordo al ponerte los guantes. Y las rodillas, antes de que llueva. Y todo el cuerpo después de entrenar. Se están volviendo mejores los sparrings, hay que tener cuidado. Cada día están un poquito más rápidos. Cada día se filtran más golpes. 

Desgaste. Desgaste en los huesos, en los músculos. Las ganas siguen igual. ¿Las ganas siguen igual? No sé si las mismas ganas, pero las cosas están así, y no hay nada que podamos cambiar. Todo te va empujando, te va comiendo por adentro. Ya ni te acordás qué gusto tiene la cerveza. No podes distraerte. Ser el mejor, pegar más, pegar más fuerte, que te peguen menos. Que la fiesta sea para vos, pero la cuenta sea para el otro. 

Pero nadie dura para siempre, y nadie te avisa de dónde va a salir la piña que te mande a la lona, que te saque la corona, la piba, los amigos, el esponsor, la piba, los autos, la corona, los amigos, la salud, la piba, todo. No es perder, es saber que a partir de ese momento sos el ex, eso es lo que te destruye. Algunos, por respeto, te van a seguir diciendo campeón, pero la corona la tiene otro. Uno nunca sabe de donde viene la piña, y eso es lo terrible. Y la cuenta. 

Uno Es raro, aunque no sea la primera vez que estás Dos en la lona, es novedoso eso de mirar para arriba. No se ve Tres al público, no se ve al árbitro, no se ve al rival, no se ve Cuatro nada más que unas luces arriba. Cinco Y escucha todo desde lejos, como apagado, como si tuviese las orejas abajo Seis del agua. Todo apagado, todo como Siete en un sueño. Pero si te mandan a la lona no te están durmiendo, Ocho te están despertando. A partir de ese momento Nueve solo queda despertar.

Diez.




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